Por: Martin Guerra*
(Abril 2009)
- “El secreto de Fujimori es que ha convertido en socialmente exitosos los peores vicios de la “peruanidad”: la crueldad en el tumulto, el cinismo como método y, sobre todo, la cobardía elevada a la categoría de función vital[1]”
¿A qué peruanidad se refiere Hildebrandt? ¿A la de los campesinos biznietos de los guerrilleros que utilizó Cáceres para expulsar a los chilenos de los andes?, ¿A la de las comunidades indígenas de la selva peruana que sin recibir nada del Estado y es más, a veces balazos, izan todos los días la bandera nacional en lo alto de sus escuelitas rurales? ¿A la de los reservistas que más allá de los móviles de sus jefes se aprestaron a combatir en las fronteras por lo que creyeron la defensa de su Patria? ¿A la de los miles de jóvenes que en décadas pasadas ofrecieron su vida por lo que pensaban sería un mundo mejor? Lo que ocurre es que el señor Hildebrandt no cree en que las clases sociales están en constante conflicto, o no quiere creer. Y por lo tanto hay una sola peruanidad. ¿Juan Luis Cipriani será peruano del mismo modo que el cabo Segundo Pérez? , y ¿Luis Alva Castro como el campesino Juan Ataupa? Y por supuesto, ¿Don Dionisio Romero será igualmente peruano como lo fue Luis de la Puente Uceda o Javier Heraud? Por supuesto que constitucionalmente sí. Todos son peruanos. Pero así como hay clases sociales, hay formas de sentir y de expresar la peruanidad. Y más aún cuando recordamos que tanto José Carlos Mariátegui como José María Arguedas, señalaban que el Perú es una nación en formación y por lo tanto los conceptos – y vivencias -sobre qué es ser un peruano y cómo serlo, son diferentes, de acuerdo al sector de clase, al grupo étnico o incluso al territorio del cual proviene el sujeto.
- “El triunfo de Keiko Fujimori, de darse, será el resumen vistoso de la tragicomedia nacional y una prueba de que hay países económicamente pujantes y moralmente inviables[2]”
Sobre el posible triunfo de la escoria fujimorista compartimos la misma preocupación. Lima es el bastión de la derecha. Sí, Lima provinciana como dice la canción. La capital que concentró poco a poco a la mayor población migrante del país y que fue depositaria durante décadas de los sueños y las frustraciones de millones de peruanas ha sido bombardeada con Magaly y Laura, con Cecilia Valenzuela y Carlos Álvarez y cómicos ambulantes y telenovelas mexicanas. Y, los nuevos votantes, mayoritariamente jóvenes, que conviven desde los conos contra el racismo y con la competencia desleal de San Isidro y La Molina, caen en la alienación más frívola, simple y barata. Eso es cierto. Y sería terrible que Lima vuelva a traicionar a las provincias como en el 2006. Y volviera el fujimorismo como regresó el belaundismo y el alanismo. En esto no le quitamos la razón al señor Hildebrandt.
Pero vuelve a equivocarse en su desprecio por lo peruano y en su análisis socio económico. En primer lugar el Perú no es un país económicamente pujante. Que ciertas cifras macroeconómicas registren el famoso crecimiento no significa que el Perú está progresando. Habría que preguntarse ¿Crecimiento según quién?, ¿Crecimiento para quién? El señor Hildebrandt sabe que una economía crece cuando se desarrollan las fuerzas productivas y eso en el Perú no está sucediendo, por el contrario cada día se hipotecan más los recursos naturales y el capital extranjero hace su agosto. Tan admirador del Estado de bienestar, el señor Hildebrandt debería estar enterado de que este vive en base a la pobreza nuestra, razón de su riqueza. El norte rico y el sur pobre del que habla Eduardo Galeano.
En segundo lugar, el Perú no es un país moralmente inviable. Porque no son los países los que tiene moral. Son los pueblos. Y el pueblo peruano ha dado mil ejemplos de ética a lo largo de su historia. Desde la reciprocidad andina hasta las jornadas comunales de construcción de viviendas en los cerros de la periferia de Lima. En estas cuestiones específicas de la economía diaria se demuestra la viabilidad de la moral de un pueblo. Y no en las expresiones malhadadas de un par de dictadorzuelos que no pueden empañar la moral histórica de todo un pueblo. La moral de Túpac Amaru, la de Leoncio Prado, la de Clorinda Matto, la de José Carlos Mariátegui.
* Dirigente Nacional del Movimiento José María Arguedas - Perú
[1] HILDEBRANDT, César. Fujimori en el paraíso. En: “Diario La Primera”. Lima – Perú, 04 de abril de 2009. Pág. 4.
[2] Ibíd.
4 comentarios:
Somos estudiantes de literatura,y por serlo asi,tenemos que mencionarle que su articulo nos a llamado más a la reflexion de lo que ya venimos analizando en nuestra formación como ciudadanos peruanos;y compartimos muchas de las afirmaciones y criticas que menciona...
CAMANÁ_AREQUIPA_2009
Siempre reviso los comentarios escritos para cualquier tema expuesto con humildad pero con vocación sincera. Les agradezco el suyo, deseo que aquella reflexión y coincidencia se torne en acción. Espero poder comunicarme con ustedes y visitarlas cuando estemos por Arequipa para desarrollar estos y otros temas.
Martin Guerra
SABEN CRITICAR QUESE PUEDE SACAR DE LA CRIITTCA,
SOBRAN LAS CRITICAS QUE A LOS CONGRESISTAS Y AL GOBIERNO PARECEN INMUNES HUMALA ES SACO LARGO SU MUJER MACHONA NO RESPETA SU CONDICION DE PRIMERA DAMA DIRIA YO LA PRIMERA.. Y LA KEIKO POR GANAR VOTOS APOYA. O SACAR PROVECHO AÑORAMOS LA JUBILACION DE LOS 60 AÑOS PORQUE NOS PUSIERON 65 NINGUN GOBIERNO NOS SOLUCIONA NUESTRO PROBLEMA.
La organización popular la lucha por los derechos, aseguran que logremos el cambio, más allá de quien gobierne. Saludos.
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