Al Iromi Smith
Por Diego Motta.
El Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (SUNTRACS) de Panamá viene denunciando en los dos últimos años la afectación del derecho a la libertad sindical por parte de empresas y agentes del Estado panameño. Entre estos actos de intromisión, agresiones, amenazas, persecución y asesinato de dirigentes bajo el fenómeno del “sicariato”. Estas prácticas son consuetudinarias, no son hechos aislados, se trata de una práctica sistemática.
Producto de estos hechos han sido asesinados en un lapso menor a un año tres dirigentes sindicales: Osvaldo Lorenzo (14 de agosto de 2007), Luigi Argüelles (16 de agosto de 2007) y Al Iromi Smith (12 de febrero de 2008). En Marcha (EM) conversó al respecto con el compañero Jaime Caballero (JC), Subsecretario General del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares- SUNTRACS.
EM: Al Perú llegaron noticias de asesinatos de compañeros trabajadores ¿Podría contarnos en qué contexto se dio?
JC: En Panamá, hemos tenido una fuerte lucha por defender las condiciones de trabajo y exigir a los empresarios de la rama de construcción, un mayor cuidado y respeto por los trabajadores, a través de la implementación de medidas mínimas de seguridad. Hasta el momento ya van más de 30 compañeros muertos por las graves faltas de seguridad laboral, eso nosotros lo llamamos homicidio culposo, omisión y torpeza por parte de los empresarios. A raíz de ello, el 2007 decidimos convocar a una huelga nacional como advertencia al Gobierno Nacional, presidido por Martín Torrijos. En esas circunstancias asesinan a nuestro compañero Oswaldo Lorenzo el 14 de agosto de 2007, en complicidad del mismísimo gobierno, a través de una figura común en nuestro medio, el sicariato. La empresa Norberto Odebrecht contrata maleantes reconocidos para formar un sindicato amarillo quienes asesinan al compañero. Dos días después asesinan a otro compañero, Luigi Argüelles, de tan sólo 21 años.
EM: ¿Qué paso en el caso de Al Iromi Smith?
JC: Luego, el 12 de febrero de 2008 en medio de una huelga es asesinado a quemarropa por un policía, el joven dirigente Al Iromi Smith de 28 años, cuando llevaba a un compañero herido a una clínica. Este crimen contra Smith (dirigente estudiantil y barrial, además de trabajador) es alevoso por que se produce a escasa distancia, cuando estaba de espaldas y delante de varios compañeros en la puerta de la clínica.
Luego de casi dos años y pese a las ya abundantes pruebas que existen para determinar a los responsables y aplicar las sanciones penales, no hay un pronunciamiento judicial firme respecto a los asesinatos.
EM: ¿Cuál es la situación del movimiento obrero en Panamá?
JC: Nosotros en Panamá vivimos en una ciudad represiva y corrupta. Los políticos son tremendamente corruptos, no hay diferencia entre los partidos políticos, sus diferencias son de forma, no de fondo. Implementan la política neoliberal, amasando grandes ganancias para los sectores económicamente poderosos, ahondando aún más la brecha entre ricos y pobres. Es un país que tiene aproximadamente 3 millones de habitantes, con un crecimiento económico de 8 a 9%, cifras que para los economistas son envidiables pero que nada tienen que ver con el desarrollo humano, el desarrollo del pueblo, ya que no se refleja en la educación ni en la salud, pues tenemos altos índices de subempleo y pobreza extrema al 33%. Los políticos de mi país defienden las políticas neoliberales y la apertura de mercados porque es un sistema beneficioso para ellos pero no para las grandes mayorías. Nuestro sindicalismo es clasista y no concuerda con las prácticas neoliberales, creemos que se contrapone a todo modelo de sociedad que aspire a ser justa, es un modelo inhumano, desconoce los derechos de los trabajadores y sus reivindicaciones salariales. Lo que busca es la creación de sindicalismo “amarillo”, la práctica del sicariato, etc. Las luchas se dan en toda Latinoamérica, pues en todas partes se ve este fenómeno, por el cual un minúsculo grupo concentra todas las riquezas, acumulando más del 80%, y el resto de la población tiene que vivir en condiciones totalmente desfavorables. Esa es la tónica en América Latina.
EM: ¿Qué perspectivas hay para el movimiento popular?
JC: Yo diría que las condiciones objetivas existen para que se desarrollen grandes movimientos sociales, como alternativa a los partidos políticos que están tan desprestigiados. Creo que los movimientos sociales en América Latina han dado en el “clavo”, están dando con el camino. Nosotros al igual que otras organizaciones sociales estamos en franco crecimiento, en vías de construir esa unidad necesaria y en un momento determinado conducir a nuestro pueblo a la toma del poder, porque debemos aspirar como movimiento social a esto para hacer los cambios necesarios. No hemos considerado participar por ahora en las elecciones porque ante las actuales reglas de juego, hechas a la medida de la oligarquía, no tendríamos la oportunidad de lograr alcanzar el poder político; así que nosotros optamos por seguir construyendo poder popular desde abajo, organizarnos en las comunidades, en los barrios, con los campesinos, con los estudiantes, las amas de casa y los profesionales, etc. Creemos que las perspectivas son buenas, en la medida en que las condiciones objetivas crecen día a día ya que la injusticia social crece y crece diariamente, así como el desencanto ante los partidos políticos burgueses.
“Los dirigentes manifiestan que reconocen las distintas extensiones de la lucha política y no niegan ninguna, saludan los procesos que por la vía electoral encumbraron a Chávez, Morales”.
“Nuestro sindicalismo es clasista y no concuerda con las prácticas neoliberales, creemos que se contrapone a todo modelo de sociedad que aspire a ser justa, es un modelo inhumano”.
Por Diego Motta.
El Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (SUNTRACS) de Panamá viene denunciando en los dos últimos años la afectación del derecho a la libertad sindical por parte de empresas y agentes del Estado panameño. Entre estos actos de intromisión, agresiones, amenazas, persecución y asesinato de dirigentes bajo el fenómeno del “sicariato”. Estas prácticas son consuetudinarias, no son hechos aislados, se trata de una práctica sistemática.
Producto de estos hechos han sido asesinados en un lapso menor a un año tres dirigentes sindicales: Osvaldo Lorenzo (14 de agosto de 2007), Luigi Argüelles (16 de agosto de 2007) y Al Iromi Smith (12 de febrero de 2008). En Marcha (EM) conversó al respecto con el compañero Jaime Caballero (JC), Subsecretario General del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares- SUNTRACS.
EM: Al Perú llegaron noticias de asesinatos de compañeros trabajadores ¿Podría contarnos en qué contexto se dio?
JC: En Panamá, hemos tenido una fuerte lucha por defender las condiciones de trabajo y exigir a los empresarios de la rama de construcción, un mayor cuidado y respeto por los trabajadores, a través de la implementación de medidas mínimas de seguridad. Hasta el momento ya van más de 30 compañeros muertos por las graves faltas de seguridad laboral, eso nosotros lo llamamos homicidio culposo, omisión y torpeza por parte de los empresarios. A raíz de ello, el 2007 decidimos convocar a una huelga nacional como advertencia al Gobierno Nacional, presidido por Martín Torrijos. En esas circunstancias asesinan a nuestro compañero Oswaldo Lorenzo el 14 de agosto de 2007, en complicidad del mismísimo gobierno, a través de una figura común en nuestro medio, el sicariato. La empresa Norberto Odebrecht contrata maleantes reconocidos para formar un sindicato amarillo quienes asesinan al compañero. Dos días después asesinan a otro compañero, Luigi Argüelles, de tan sólo 21 años.
EM: ¿Qué paso en el caso de Al Iromi Smith?
JC: Luego, el 12 de febrero de 2008 en medio de una huelga es asesinado a quemarropa por un policía, el joven dirigente Al Iromi Smith de 28 años, cuando llevaba a un compañero herido a una clínica. Este crimen contra Smith (dirigente estudiantil y barrial, además de trabajador) es alevoso por que se produce a escasa distancia, cuando estaba de espaldas y delante de varios compañeros en la puerta de la clínica.
Luego de casi dos años y pese a las ya abundantes pruebas que existen para determinar a los responsables y aplicar las sanciones penales, no hay un pronunciamiento judicial firme respecto a los asesinatos.
EM: ¿Cuál es la situación del movimiento obrero en Panamá?
JC: Nosotros en Panamá vivimos en una ciudad represiva y corrupta. Los políticos son tremendamente corruptos, no hay diferencia entre los partidos políticos, sus diferencias son de forma, no de fondo. Implementan la política neoliberal, amasando grandes ganancias para los sectores económicamente poderosos, ahondando aún más la brecha entre ricos y pobres. Es un país que tiene aproximadamente 3 millones de habitantes, con un crecimiento económico de 8 a 9%, cifras que para los economistas son envidiables pero que nada tienen que ver con el desarrollo humano, el desarrollo del pueblo, ya que no se refleja en la educación ni en la salud, pues tenemos altos índices de subempleo y pobreza extrema al 33%. Los políticos de mi país defienden las políticas neoliberales y la apertura de mercados porque es un sistema beneficioso para ellos pero no para las grandes mayorías. Nuestro sindicalismo es clasista y no concuerda con las prácticas neoliberales, creemos que se contrapone a todo modelo de sociedad que aspire a ser justa, es un modelo inhumano, desconoce los derechos de los trabajadores y sus reivindicaciones salariales. Lo que busca es la creación de sindicalismo “amarillo”, la práctica del sicariato, etc. Las luchas se dan en toda Latinoamérica, pues en todas partes se ve este fenómeno, por el cual un minúsculo grupo concentra todas las riquezas, acumulando más del 80%, y el resto de la población tiene que vivir en condiciones totalmente desfavorables. Esa es la tónica en América Latina.
EM: ¿Qué perspectivas hay para el movimiento popular?
JC: Yo diría que las condiciones objetivas existen para que se desarrollen grandes movimientos sociales, como alternativa a los partidos políticos que están tan desprestigiados. Creo que los movimientos sociales en América Latina han dado en el “clavo”, están dando con el camino. Nosotros al igual que otras organizaciones sociales estamos en franco crecimiento, en vías de construir esa unidad necesaria y en un momento determinado conducir a nuestro pueblo a la toma del poder, porque debemos aspirar como movimiento social a esto para hacer los cambios necesarios. No hemos considerado participar por ahora en las elecciones porque ante las actuales reglas de juego, hechas a la medida de la oligarquía, no tendríamos la oportunidad de lograr alcanzar el poder político; así que nosotros optamos por seguir construyendo poder popular desde abajo, organizarnos en las comunidades, en los barrios, con los campesinos, con los estudiantes, las amas de casa y los profesionales, etc. Creemos que las perspectivas son buenas, en la medida en que las condiciones objetivas crecen día a día ya que la injusticia social crece y crece diariamente, así como el desencanto ante los partidos políticos burgueses.
“Los dirigentes manifiestan que reconocen las distintas extensiones de la lucha política y no niegan ninguna, saludan los procesos que por la vía electoral encumbraron a Chávez, Morales”.
“Nuestro sindicalismo es clasista y no concuerda con las prácticas neoliberales, creemos que se contrapone a todo modelo de sociedad que aspire a ser justa, es un modelo inhumano”.
*(Subsecretario General del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares- SUNTRACS - Panamá).
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